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800 años después de que el Rey John  estableciera su Carta Magna para Irlanda, se ha elaborado en este país una propuesta para crear una “Carta Magna de los datos” para proteger la privacidad individual y apoyar un tratamiento ético de los datos en toda la Unión Europea que será entregada en el marco de un gran encuentro de funcionarios de la Comisión Europea, diputados, representantes de la industria y las corporaciones multinacionales de sectores, incluyendo las TIC, los servicios financieros, la salud y la aviación.

El documento está diseñado para contribuir a la discusión política alrededor de la ética de datos, la propiedad y su uso en Europa. La UE se encuentra actualmente implicada en el desarrollo de su política de protección de datos.

Según esta información aparecida en Insight Centro para el análisis de datos el Ministro Irlandés de Asuntos Europeos y de Protección de Datos, Dara Murphy, TD ha llamado a la privacidad individual y al empoderamiento ciudadano a ser  el centro de la investigación en el análisis de datos.

Irlanda está emergiendo como un líder global en Big Data desde el establecimiento de Insight Centro para Data Analytics, que reúne a 350 investigadores de datos en el mayor centro de investigación  financiado hasta la fecha.

El análisis masivo de datos, más conocido como Big Data, suele presentarse ante la ciudadanía como un tipo de tecnología enormemente intrusiva que acapara tal cantidad de datos que hace que algunas empresas puedan saber más de nosotros que nosotros mismos.

Todo eso es cierto. Pero también lo es que analizar ingentes cantidades de datos permite predecir, desde catástrofes naturales a conocer las reacciones moleculares que permiten generar nuevos medicamentos, que podrían llegar a salvar millones de vidas. De esto lo único que podemos deducir es que el problema no es del «Big Data» sino de lo que quienes,  carentes de cualquier escrúpulo, puedan llegar a hacer con él.

Este debate se encuentra ahora mismo en pleno desarrollo y no tendríamos suficiente espacio para ni tan siquiera aproximarnos a reflejar algunas de las más importantes aportaciones que están haciendo algunos de los mejores científicos de todo el mundo.

Lo que sí que podemos es pararnos a pensar es la razón de que  el análisis masivo de datos pueda ayudar al desarrollo de positivos avances científicos, y entre otras cuestiones no debemos de olvidar que esta tecnología tiene un enorme potencial para desarrollar sistemas de inteligencia colectiva.

La inteligencia colectiva es uno de los mejores avances científicos en los que nos estamos implicando. En el año 2004 un autor llamado James Surowiecki escribió un libro llamado «La inteligencia de las multitudes» en el cual a través de una serie de experimentos llegó a una serie de interesantes conclusiones entre las que se encuentran las siguientes:

– Bajo condiciones adecuadas, y en series de acontecimientos repetitivas, los resultados colectivos siempre son mejores que los que puede realizar un individuo concreto

– Una multitud tiene un mayor índice de aciertos que la mayoría de los especialistas

– Ningún individuo superará constantemente los resultados del grupo.

Lo más importante es tener en cuenta que si la recopilación de ingentes cantidades de datos en sí mismo es neutral y que su bondad o maldad intrínseca depende de la utilización que se haga de la información recopilada, debemos replantearnos muchas de las cosas que hemos establecido en relación con la privacidad, teniendo en cuenta que nos encontramos en una sociedad en la que dependemos unos de otros para el avance social y tecnológico.

Hay enormes beneficios potenciales para la sociedad y la economía que derivan de este tipo de enfoque de colaboración para la investigación en el análisis de datos.

Según Oliver Daniels, CEO de Insights Centre for Data Analytics «La revolución digital puede tener un impacto económico mundial más grande que el de la Revolución Industrial. Irlanda ha empujado su camino a la vanguardia de la era de grandes datos y ahora debe liderar el camino para asegurar que la democracia y los derechos humanos no son dejados de lado en la prisa por sacar provecho de este vasto y nuevo recurso.»