Los contratos inteligentes son documentos electrónicos susceptibles de ser programados y firmados electrónicamente de forma tal que son capaces, no solamente de identificar de forma segura y fehaciente a los firmantes del mismo, sino de ejecutar los términos económicos allí fijados automáticamente, especialmente cuando se vinculan a transacciones dentro de plataformas descentralizadas como las que se utilizan por Bitcoin -Blockchain-, es decir bases de datos distribuidas que mantienen unos registros crecientes securizados contra la falsificación mediante criptografía.
Las bases de datos distribuidas se caracterizan por almacenar sus datos en múltiples dispositivos que pueden estar situados en diferentes lugares lo que hace que sean difíciles de controlar por una sola persona al estar la información replicada y duplicada en un gran número de nodos, lo que dificulta la manipulación.
La cuestión, independientemente de su complejidad tecnológica es que se trata de programas que pueden ejecutar automáticamente los términos de un contrato, como por ejemplo modificar nuestro testamento o asegurarnos de que nuestros deudores van a pagar sus deudas tal y como indica en su artículo «What Are Smart Contracts? Cryptocurrency’s Killer App» el autor estadounidense Jay Cassano.
A pesar de que se encuentran todavía en una fase muy preliminar su potencial es claro y ya se aplican en determinadas operaciones especialmente vinculadas al mundo financiero aunque van más allá de la simple transferencia de fondos, como sucede en la adquisición de bienes pagados con Bitcoins. Adquirir un coche, o que una casa pueda ser abierta o cerrada conectando contratos inteligentes a través de una simple transferencia de fondos es ya posible gracias al Internet de las cosas, que se encuentra cada vez más desarrollado.
Un ejemplo de la importancia que está cobrando este tipo de tecnología es el hecho de que Oxford Dictionaries haya añadido nuevas definiciones a conceptos como «Blockchain» y «Miner». Como acepciones relativas a estos conceptos, «Blockchain» es ahora un sustantivo definido como «un libro contable digital en el cual las transacciones efectuadas en cualquier criptomoneda son registradas pública y cronológicamente.»
Correlativamente se ha actualizado el sustantivo «minero» incluyendo ahora también a la persona que obtiene unidades de una criptomoneda a través de procesos informáticos para resolver problemas matemáticos específicos.
La idea de los contratos inteligentes data de 1994 (casi al mismo tiempo que el advenimiento de Internet) y se atribuye al criptógrafo estadounidense Nick Szabo el cual ideó contratos que se ejecutaban según sus propias cláusulas siguiendo el típico esquema «sí – – – entonces». Cuando una condición preprogramada puede establecerse informáticamente que ha sido cumplida, el contrato inteligente ejecuta la correspondiente cláusula contractual, efectuando por ejemplo una transferencia de fondos hacía la parte que ha cumplido dicha clausula.
Hasta la fecha había sido muy difícil soportar este tipo de programación orientada a transacciones económicas, sin embargo el amplio desarrollo de Bitcoin y su tecnología está cambiando eso. Dado que las cripto monedas son en sí mismas programas informáticos pueden lanzar pagos y pueden automatizarse algunas transacciones.
Un ejemplo de ello serían las apuestas o determinados compromisos de pago de nuestros acreedores. Así sucede si las partes de un contrato sitúan el cumplimiento del mismo en un lugar neutral controlado por el contrato inteligente.
Esto es especialmente útil en el ámbito del comercio electrónico ya que sería posible vincular el pago de artículos adquiridos a través de Internet a la firma del recibo de la entrega por parte de un tercero independiente, como puede ser la empresa de logística que entrega el paquete.
Los contratos inteligentes tienen como elemento diferencial que se trata de sistemas descentralizados accesibles por cualquiera y que no requieren intermediarios.
Esto por otro lado supone una nueva serie de problemas vinculadas con el Derecho Internacional. Tal y como señalan abogados como Joe Dewey and Shawn Amuial, de la firma, Holland & Knight, la clave de la estructura del blockchain es su naturaleza descentralizada lo que nos lleva a cuestiones como qué tribunales deben juzgar, qué derecho ha de aplicarse o quién es responsable de los términos de un eventual conflicto.
Aunque algunos juristas podrían ver peligrar su trabajo en el futuro, lo cierto es que se trata más de actualizar el papel que jugarán los abogados en el futuro y así, mejor que tener abogados que solo sepan redactar complejos contratos, los juristas deberán adquirir conocimientos en gestionar formularios de contratos inteligentes en un mercado competitivo y deberán ser capaces de redactar formularios personalizables que puedan adaptarse a las necesidades de sus clientes.
En parecidos términos se expresa Marcos Merino en su artículo «Blockchain podría transformar el sector de la abogacía» indicando que esta tecnología «obligará a los abogados a tener nociones básicas de programación para ser capaces de manejar nuevos ‘»contratos inteligentes» basados en Blockchain. Los profesionales del sistema legal deberán conocer detalles técnicos de estas tecnologías para ser capaces de asesorar a sus clientes sobre buenas prácticas y vulnerabilidades».
Un nuevo concepto vinculado al de los contratos inteligentes es el de la propiedad inteligente en el que juega un importante papel el Internet de las cosas ya que cuenta cada vez más con dispositivos interconectados de cual de todas las clases lo que supone un nuevo campo de batalla para la profesión jurídica.
Tecnología asociada a plataformas como Blockchain permite diseñar Informáticamente modelos que acreditarían la propiedad y el control de un determinado objeto, sea un ordenador, un coche o incluso una casa.
Por ejemplo si las cerraduras de una casa pueden abrirse o cerrarse a través de Internet mediante conexiones de red, el contrato inteligente puede establecer quién puede abrir las cerrarlas simplemente usando llaves almacenadas en un teléfono móvil, y en el caso de arrendamientos se puede fijar la fecha en la que el arrendatario podrá dejar de tener esa posibilidad o si se deja de pagar una cuota el contrato automáticamente revocará tus llaves digitales o la posibilidad de operar el vehículo lo que puede representar muchas ventajas en el ámbito del arrendamiento de bienes o servicios.
Debe tenerse en cuenta que en este modelo jurídico no es necesario establecer confianza entre las partes sino en el propio contrato inteligente. Además mientras se pague a la plataforma esta monitorizará el propio funcionamiento del contrato.